El único testimonio de la muralla
Uno de los monumentos que más me gustaron la primera vez que visité Durango, fue el Arco de Santa Ana que precisamente se ubica en la plaza del mismo nombre y mirando justo a la iglesia-parroquia de Santa Ana.
Lo más importante es que nos rememora como fue el antiguo pueblo de Durango, ya que es la única puerta que está aún en pie de lo que fueron las murallas antiguas.
Estas murallas según los documentos de la época y los escasos restos que aún se conservan, debían rodear la villa de Durango, pero además la pena es que sólo se conserve esta puerta, ya que había otras 6 puertas como ésta: De Kurutziaga, de San Martín, de San Pedro, de San Juan, de Ntra Sra de la Piedad y de Santa Ana.