Jordi
Posiblemente no haya nada comparable a...
Posiblemente no haya nada comparable a hospedarse en un hotel de reciente apertura. Todos los detalles, por pequeños que sean están contemplados, se respira el carácter personal del decorador, del propietario y el compromiso del equipo de trabajo. Patatas fritas gourmet, infusiones y nespressos en las habitaciones son esos detalles. El carácter del hotel es el descanso y el relax, con un spa, gimnasio con entrenador personalizado, sauna, masajes especializados, etc que muestran su orientación por un cliente cosmopolita y dispuesto a darse un capricho hedonista. El restaurante es otro ejemplo, original, cuidado y elegante por su servicio, pero con el claro carácter propio donde no falta el sándwich club o el bocadillo de jamón con tomate.
Las habitaciones son excelentes y confortables con otro detalle muy fino: regulador de luz general para tener la iluminación adecuada a tus necesidades. El precio que pagué en diciembre de 2014, 50€ con desayuno (!!) fue un lujo que no espero se mantenga mucho tiempo. Espero que en un futuro incierto, mantengan ese carácter y compromiso de calidad y servicio, aunque sacrifiquen los pequeños detalles que pueden ser diferenciadores pero prescindibles. Posiblemente la mejor experiencia hotelera en mis casi cuatro años de viajes se encuentra en este rincón de 42 habitaciones de Islantilla. Para volver y pronto.
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