Era mi primer día en Beijing, había l...
Era mi primer día en Beijing, había llegado a las nueve esa misma mañana, y arrastraba un jetlag impressionante. No quería complicarme mucho la vida ese primer día de aclimatación a China, oriente, Beijing,... Decidí que esas primeras horas en la ciudad las dedicaría a pasear, sin un rumbo determinado. Cerca del hotel estaba la Ciudad Prohibida. Lo mejor que podía hacer era bordearla para hacerme una idea de su tamaño y a la mañana del segundo día, ya descansado y con un nivel de aclimatación más óptimo, adentrarme en ella.
El paseo fue largo, la Ciudad Prohibida es grande, pero yo lo alargué observando la gente paseando cerca del foso que la resigue, los jardineros cuidando los árboles cercanos, los pajareros en las esquinas vendiendo sus jaulas y sus pájaros cantores, me detuvé delante de la puerta de entrada norte, y caminando, caminando,caminando llegué hasta Tian'anmen.