Recuerdo de la propia historia
En el centro de Algodonales, delante de la iglesia de Santa Ana, se instaló en el año 2011 un monumento que evoca una antigua historia de la localidad.
En llegando las tropas francesas el 1 de mayo de 1810 a la zona exigieron a las localidades cercanas su inmediata rendición. Algodonales, por entonces barriada de Montellano, respondió disparando contra los franceses enarbolando una bandera roja en el campanario de la iglesia. La respuesta francesa fue a sangre y fuego, fueron casa por casa matando a sus habitantes, robando las viandas y prendiéndoles fuego. El pueblo respondió a tiros causando muchas bajas a los invasores, con una fiereza tal que hizo falta que todas las tropas napoleónicas de los entornos se concentraran en esta pequeña localidad.
Apenas quedaron de la población un centenar y medio de habitantes que iban a ser fusilados en Ronda al día siguiente, pero la intervención de un enviado real francés convenció al general Maransin para que evitase continuar la barbaridad.
Como consecuencia de la resistencia numantina a la ocupación francesa en 1967 se colocó una lápida en la casa quemada donde murió José Romero. Ya en 1817 las autoridades civiles determinaron premiar la lucha nombrando villa a Algodonales y dotándola de ayuntamiento y entidad propia. Por cierto el escudo municipal también evoca aquel exterminio, es una casa quemada.
Y, finalmente, en el 2011 se instaló este bajorrelieve evocando la lucha de aquellos héroes que prefirieron morir antes que rendirse.
A veces una simple piedra grabada inmortaliza hechos que en estos tiempos modernos nos parecen aberrantes pero que hace no demasiado demostraron el amor por su tierra de los habitantes de esta localidad. Dieron su vida por ser libres, libres vivieron y libres murieron.


