De Atlanta, mi lugar favorito para ser, estar, quedarse y existir
Si existe un lugar típico de turistas en Atlanta al que DE VERDAD vale la pena ir, ese tiene que ser el Georgia Aquarium. Podemos perder líneas aquí hablando de cosas sin trascendencia como que es el más grande del mundo. Ok, ya lo dijimos. Ahora vamos a lo realmente importante.
No te dejes engañar por su entrada parca y tímida, donde solo encontrarás la piscina donde puedes tocar con la mano tiburones y mantarayas pequeñas (por cierto, las mantarayas se comportan como cachorros de Golden Retriever y los tiburoncitos son casi imposibles de tocar porque se comportan como gatos). Tampoco pierdas mucho tu tiempo asombrándote con los cangrejos araña, las pirañas, los acuarios verticales o el estanque de peces de agua dulce. Deja que la marea de gente (que usualmente no es asfixiante) te lleve por el camino correcto. En cierto mometo, detrás de una pared al voltear a la izquierda verás el famoso acuario de los 8 millones de galones de agua, un tiburón ballena de los CUATRO que hay (sí, cuatro) te pasará por al frente, te guiñará un ojo mientras ves como un tiburón sierra se acerca a ti para estudiar las posibilidades de comerte vivo si se rompiera el vidrio (cosa que no ocurrirá nunca, calma). O quizá la mantaraya gigante pase frente a ti y sabrás como se ve la cámara lenta en tiempo real. O verás los cientos de cardúmenes de las miles de especies que este acuario de 5 pisos y dos calles de extensión contienen ahí para ti.