Acantilados de Moher

Son los acantilados más espectaculares de Irlanda. Tienen una altura de 214 metros y 8km de longitud. Puedes ir tanto en coche como en un tour, como hicimos nosotros, pero creo que te lo ponen tan impresionante, que luego no es tanto como esperabas, o eso nos pasó a nosotros. Hay varios sitios para comer pero recomendaría que llevaseis un lunch ya que el precio de cualquier cosa que compres es excesivo.

En la zona norte, hay una torre que para entrar y subir arriba del todo había que pagar unos 5 euros o más, no recuerdo el precio, pero juraría que era algo más.

La zona sur está "prohibida" entre comillas. Digamos que el camino está algo cortado improvisadamente para que la gente no pase porque hay muy poca seguridad, cualquier resbalón puede suponer caída segura a los acantilados, pero aún así la gente se aventura a cruzarlo, ya que las vistas son aún mejores.

Los acantilados de Moher (en inglés, Cliffs of Moher; en irlandés, Aillte an Mhothair se encuentran en el límite suroccidental de la región de El Burren, zona famosa también por sus castillos, cuevas y una rica historia celta, cerca del pueblo de Doolin, en el condado de Clare de la República de Irlanda.Los acantilados de Moher toman su nombre de las ruinas del fuerte “Mothar”, que fue demolido durante las guerras napoleónicas para dar lugar a una torre de señales. La torre de O’Brien (O’Brien’s Tower) es una torre circular de piedra que se encuentra aproximadamente en la mitad de los acantilados.

Situados al oeste de la mágica isla de Irlanda. Isla de mitos y leyendas, druidas y duendes (Leprachauns),
Los Cliffs of Moher son un lugar a incluir en cualquier ruta de visita a la isla. La mano del hombre es capaz de realizar increíbles creaciones de arquitectura, escultura, pintura, música...Pero nada es comparable, bajo mi prisma, a las creaciones espontáneas y asombrosas de la Madre Naturaleza. Como si de una instalación de arte se tratara, escultura y música se despliegan para deleitar a los sentidos con combinaciones perfectas de colores, volúmenes y formas al son de un majestuoso Atlántico que cincel en mano, ola tras ola ha esculpido a base de paciencia secular cada rincón de esta obra.