Un lugar evocador
Nada más comenzar a andar por el National Park de Killarney, si llegáis por el primer acceso al parque desde la carretera de Kenmare, enseguida veréis las ruinas de una abadía y cementerio, frente a un pequeño laguito, a la derecha del camino.
Pensamos que sería "una abadía más", ya que es bastante fácil toparse con ruinas testigos de la altísima presencia de la Iglesia en Irlanda durante siglos y siglos (y aún continúa)... Pero, después de recorrer el parque y volviendo ya al coche, decidimos desviarnos y no dejar de verla.
Hicimos pero que muy bien, ya que se trata de un edificio precioso, en el que han reconstruido una parte, de tal manera que se puede acceder al piso superior y desde allí contemplar una de las salas principales, con una gran tumba, o el pequeño pero precioso claustro (el primero, eso sí, que veíamos en una abadía, ya que la mayoría no han sobrevivido al paso del tiempo). Fundada en 1448, fue incendiada como tantas otras iglesias y monasterios por las tropas de Cromwell en 1652.