Perdón el retraso y por dejar a medias ...
Perdón el retraso y por dejar a medias este rincón, hasta hoy.
La Abadía benedictina de Melk, para mí, hasta la fecha, la residencia sacra en activo más exagerada y arrogante que he tenido la suerte de visitar (sin contar el Vaticano, pero eso estaba claro).
Mi orgullo de ateo, y más cuando viajo con mi padre, que es peor que yo con estas imperiales construcciones, siempre nos juega una mala pasada, impidiéndonos sentir muchas veces por exceso de dialéctica blasfema.
Pero esta abadía con 900 años pudo con nosotros; por no acabar siendo grotesca al pecar de obscena, quizás descubriendo un gusto elitista en los benedictinos (poco sabían ellos que acabarían compartiéndolo con miles de turistas tan "especiales" como mi padre y yo) y la abadía de Melk es un referente explicito del barroco, pero sin cansar, en absoluto.