Diego Martinez Lopez
Un hotel de diseño en el corazón de Muxí
Llegué a Muxía con intención de conocer el pueblo y los parajes que lo rodean. Me conquistó la calma y la magia que se respira en el lugar, así que decidí quedarme un poco más del día que en un principio tenía previsto. En el pueblo me hablaron de un nuevo alojamiento que acaba de abrir así que fui a ver. Nada más entrar por la puerta del hotel A de Loló quedé impresionado por la decoración. No sabría como definirla, pero se trata de un hotel de diseño que recoge la esencia de la vida del pueblo: lámparas impresionantes hechas de hilo de pescar y anzuelos, barras y luces que representan los congrios.
El personal fue muy amable y los precios son fenomenales: 60 euros una habitación doble. La habitación está también exquisitamente decorada. Es sobria pero la cama es comodísima y el baño impresionante. Estaba todo muy limpio y lo mejor es que está en un sitio tranquilo justo en el medio del pueblo y a unos 5 minutos andando del Santuario de la Virgen de la Barca.
Es una construcción nueva, y en el precio de la habitación estaba comprendido un desayuno para ponerse las botas. Además, el hotel tiene una pequeña sala de exposiciones y cuando yo estaba exponían cuadros de un artista local.
Si cabe, la estancia en este lindo hotel y el trato con sus empleados (amables y simpáticos) me hicieron todavía más agradable la experiencia. Una cosa a destacar es que me ofrecieron de forma gratuita una ruta turística personalizada que me permitió ver sitios que de otra forma no hubiera ni pisado.
Vamos, que una estancia fenomenal para disfrutar del final del Camino de Santiago. Lo recomiendo.
Es una construcción nueva, y en el precio de la habitación estaba comprendido un desayuno para ponerse las botas. Además, el hotel tiene una pequeña sala de exposiciones y cuando yo estaba exponían cuadros de un artista local.
Si cabe, la estancia en este lindo hotel y el trato con sus empleados (amables y simpáticos) me hicieron todavía más agradable la experiencia. Una cosa a destacar es que me ofrecieron de forma gratuita una ruta turística personalizada que me permitió ver sitios que de otra forma no hubiera ni pisado.
Vamos, que una estancia fenomenal para disfrutar del final del Camino de Santiago. Lo recomiendo.
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