Entre Madrid y Moscú...
Tiene delito que habiendo estado de viaje el pasado febrero en Moscú, descubra por casalidad un ruso en Madrid camino de Malasaña y resulte ser que su comida estaba mucho más rica que la que pudimos probar en Rusia.
Tanto sus camareros como cocineros eran rusos, de hecho tuvimos oportunidad de hacer uso de alguna de las palabras y frases sueltas que uno aprende cuando esta de viaje, hasta que el simpático camarero se liberó y comenzó a contestar todo en ruso hasta dejarnos por los suelos...bromas aparte, el sitio me pareció encantador, tanto por su gastronomía como por su decoración.
El interior está cuidado al detalle: música rusa, espejos y mosaicos en forma de los míticos bulbos de las catedrales ortodoxas rusas; pinturas en las paredes donde se sobreponen cúpulas de distintas tonalidades; matrioshkas de todas las formas, tamaños y colores; cuadros con parajes espectaculares como la Catedral de San Basilio nevada, el Monasterio de Sergiev Posad, el Hermitage de San Petersburgo...