Pau García Solbes
Otra sorpresa que nos deparó la ...
Otra sorpresa que nos deparó la bellísima isla de Miyajima, fue que nos alojamos en un hotel tradicional japonés o ryokan, llamado Kinsui-Kan Bekkan.
Allí disfrutamos de una excelente cena típica japonesa, a la que acudimos vestidos con yukatas. Nos lo pasamos genial, y la cena era estilo kaiseki, que es una gozada para todos los sentidos.
Antes de la cena, solicitamos un masaje shiatsu. El masaje nos lo hicieron dos señoras mayores, pero con una gran fuerza en sus manos. En ningún momento nos tocaron, aplicaron su técnica sobre la ropa y con pañuelos para no tocarnos. Nos estiraron poco a poco todos los músculos del cuerpo. Fue muy doloroso, pero al día siguiente nos sentimos muy revitalizados.
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