Templos de Kalabsha, Beit El-Wali y Kertassi

Cuando vayan a buscarte a tu alojamiento, ya sea un hotel o en un crucero, partirás hacia la alta presa de Asuán, aproximadamente a 20km al sur.

El Templo de Kalabsha será el primer rincón que conocerás. Levantado en honor al dios Mandulis, este templo no tuvo más remedio que ser trasladado en el momento que se decidió llevar a cabo el proyecto de la gran presa de Asuán. Para conocer los orígenes de este templo hay que remontarse a la era del imperio romano, allá por el 30 a.C. Lo que más llama su atención es el tamaño, ya que cuenta con más de 1.500 metros cuadrados de superficie.

Beit el-Wali será el próximo templo a visitar, mucho más pequeño que el anterior pero con un encanto especial. En su patio podrás encontrar diversas pinturas que escenifican las escaramuzas que protagonizó Ramsés II durante su reinado. El templo está excavado directamente en una gran roca y en este caso fue el mismo Ramsés II quien mandó construirlo para honrar a Amón-Ra.

Finalmente, el Kiosco de Kertassi será el último templo del recorrido. Igual que el primero, este tuvo que ser desplazado por la construcción de la gran presa. La diosa Hathor gobierna desde lo alto de las columnas que acompañan al pórtico, y fue Isis el dios agraciado por el levantamiento de este templo.

Una vez conocidos a fondo los tres templos, te devolverán al punto en el que te recogieron.